Relanzó su partido en territorio bonaerense y pidió construir con quienes tienen «pensamientos parecidos». El PRO por ahora se resiste.
Margarita Stolbizer volvió al ruedo con la mira puesta en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires y sus principales operadores trazaron una meta: armar un frente electoral que los agrupe con Cambiemos y expresiones del peronismo disidente, como la encabezada por Florencio Randazzo, y sea capaz de pelear mano a mano con el Gobierno.
La convocatoria, sin nombres propios, fue expresada en un comunicado del GEN, el partido de la dirigente bonaerense, en el que remarcaron su «clara vocación frentista, que significa la posibilidad de construir con quienes tienen pensamientos parecidos acuerdos programáticos y lineamientos políticos futuros para un desarrollo económico con equidad y justicia social».
«Este desafío implica dotar a esa coalición de un funcionamiento horizontal con pleno reconocimiento de los partidos y sectores sociales que la integran y que su objetivo trascienda lo electoral para convertirse en una alternativa de gobierno», completó el texto firmado por el ex diputado provincial Marcelo Díaz, histórico referente de Stolbizer en la provincia de Buenos Aires.
En una entrevista reciente, la ex diputada anticipó que ya no tiene en carpeta una «tercera vía» como las que intentó sin mucho éxito por su cuenta en 2015 y con Sergio Massa en 2017, sino que aspira a ser la pata progresista de Cambiemos.
Los alfiles bonaerenses van por más y proponen un frente a otras expresiones, que si bien no definieron como «peronistas» se identifican con sus símbolos como Randazzo, quien hace dos meses se tomó una foto con Roberto Lavagna y advirtió que está listo para representar a sus votantes de 2019 en las legislativas de este año.
La otra pata peronista disidente anotada en la provincia la presentó la diputada Graciela Camaño con su partido «Tercera Posición», al que sumó al salteño Juan Manuel Urtubey. La bonaerense tiene mandato hasta 2023 pero podría obsequiarle la reelección a su compañero y jefe del interbloque federal, Eduardo Bucca.
La tentación por crear alternativas en Buenos Aires se explica en que con superar el 3% de los votos se puede acceder a un diputado nacional y con 5.5% en la tercera sección electoral, en sur del conurbano bonaerense, se gana una banca en Legislatura bonaerense. La izquierda supo lograr ambos objetivos en varias elecciones y Randazzo le obsequió un mandato en el Congreso a Bucca en 2017.
Con esos antecedentes, los operadores de Stolbizer cruzan llamados con referentes de Cambiemos para proponerles la unidad de cualquier expresión contraria al Gobierno en un frente electoral que defina sus candidatos en las primarias.
Imaginan una propuesta radical-progresista, con Facundo Manes y Stolbizer; una del PRO y otra del peronismo disidente, con Randazzo, Camaño y fotos con Lavanga, de los pocos dirigentes con imagen positiva alta y sin rechazo que hay en la oposición.
Ni la grieta extrema de 2019 lo dejó sin diputados nacionales en la provincia y pese a los esfuerzos del presidente, que distribuyó cargos entre sus familiares y amigos, cuestionó públicamente las principales medidas oficiales y sus diputados afines bloquearon varias de ellas en el recinto.
A la pata peronista de cambiemos se suman «los republicanos» , un grupo identificado con Miguel Pichetto y Joaquín de la Torre que tiene partido propio para sumar una lapicera en el frente: Unir, del diputado nacional Alberto Asseff.
Por ahora intramuros, segundas líneas de macristas, radicales y progresistas debaten cuan conveniente es dejar terceras vías dispersas en la elección bonaerense a las que puedan recaer oficialistas desencantados, en primarias y en generales.
La elección bonaerenses, principal vidriera de cada cita legislativa, reparte 35 diputados nacionales y si el Frente de Todos de Todos se consagra por la mínima podría leerse que se habrá beneficiado por opositores funcionales, un escenario que empezaron a alentar miembros del Gobierno identificados con el peronismo tradicional, la mayoría de perfil bajo pero con oficio intacto para la operación electoral.
La dirigencia del PRO por ahora ignora la idea de una gran coalición opositora y sigue envuelta en su feroz interna para definir quién liderará la lista, con una marcada tensión entre la presidenta del partido Patricia Bullrich y candidatos posibles como Diego Santilli o los elegidos por los intendentes bonaerenses del partido, que subieron el perfil los últimos meses.
La aparición de María Eugenia Vidal no aclara el panorama, porque en charlas privadas se encarga de aclarar que no quiere ir al Congreso y hasta sueña con pelear la presidencia en 2023. Expectante, la presidenta del PRO Patricia Bullrich lanzó su propia línea bonaerense, liderada por dirigentes que hablan a diario con Mauricio Macri como el intendente de Pinamar Martín Yeza.
Y se mostró dispuesta a negociar una lista de unidad con tres nombres suyos en la nómina: Florencia Arietto, Gerardo Milman y el bailarín Maximiliano Guerra. Pero necesitan cuanto antes saber qué hará Vidal y sospecha que podría mudarse a la Ciudad para frustrar su candidatura por ese distrito.
El otro dilema de Bullrich es si el frente liberal que en la provincia liderará José Luis Espert podría robarle votos y para evitarlo trató de sumar dirigentes de ese perfil como Roberto Cachanosky. La detención de uno de sus asesores y las complicaciones para conseguir partidos políticos para armar una coalición pusieron una sombra en el futuro de Espert.
Mientras tanto, el plan de armar una coalición entre el resto de los espacios opositores está sobre la mesa, a la espera de una respuesta de los líderes de Cambiemos. En su comunicado, el GEN propuso varias líneas discursivas comunes como «las bases fundamentales del estado de derecho: respeto irrestricto de la ley, división de poderes, justicia independiente, educación y salud pública, movilidad social ascendente, promoción y protección del trabajo entre otros pilares hoy lesionados por los gobiernos nacional y provincial».
Y crítica a «los errores de gestión en un caso y en otros su débil compromiso democrático», que «lesionan el sistema político y deterioraron más aún la economía agravando la situación social, con mayores índices de pobreza y estableciendo pautas incoherentes en el sistema educativo».
«Muchas medidas tomadas en nombre del Covid 19 provocaron inmensos costos sociales mientras que no fueran compensados por logros en materia de salud», señalaron, con críticas a «un sistema de salud colapsado, la opaca gestión del Plan de Nacional de Vacunación, que ha llegado a mínimos sectores de la población». Un discurso de campaña. Por ahora en soledad.
FUENTE: LA POLÍTICA ONLINE