(Por Carolina Papandrea/Ciudad Noticias); Llegó el nunca antes tan esperado domingo de pascua. Este año, más allá de celebrar la resurrección de Jesús o simplemente seguir la tradición de romper los tan famosos huevos de chocolate, significaría, también, el fin del confinamiento.
Fallaron los cálculos, las suposiciones y las cuentas regresivas: estuvimos cerca, pero no…
Aunque algunos ya veían venir la nueva prórroga, la extensión de la cuarentena pone en “jaque” económico a más de uno, y lo peor de todo es que habrá que esperar para reanudar la partida. Es que más que datos estadísticos, que varían poco a poco, no sabemos qué pasará dentro de un mes.
Repitiendo siempre lo mismo, porque parecería que ahora sólo hay un único tema del cual hablar, esto va más allá de un bando político.
Nadie está preparado para hacer frente a un virus -hasta el momento desconocido- y, menos que menos, con los recursos que tiene Argentina.
Por eso, lo único que podemos afirmar, es que habrá diferentes maneras de actuar, pero ninguna es absolutamente correcta.
Ya no importa en qué parte del mundo estemos, el contenido es el mismo en todos lados. Al prender la televisión, día tras día, se dan a conocer porcentajes de muertes y contagios. Prevenciones, medidas de aislamiento, “remedios caseros”…
Lo triste es que detrás de esos “números”, hay personas, con familias, historias y todo lo que eso significa.
Se habla mucho de muertes, pero poco de vidas.
A medida que pasa el tiempo, se van apagando los aplausos a la hora de la cena, y no por falta de reconocimiento, sino por haber entrado en una rutina, que hasta hace poco, parecía una locura, imposible de cumplir.
Más que nunca empiezo a creer en que los seres humanos somos “animales de costumbre”. Por momentos con mejor humor, de a ratos con mal temple, pero las semanas pasan y ahora la realidad es otra: lo extraño es salir a la calle, cruzarse gente y escuchar los ruidos típicos de la ciudad.
Por último, no me parece tan descabellado, que Jumanji haya sido tendencia en el mundo en las últimas horas.
Aunque no debemos olvidar que cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.