Pía Peña Foissac, la pigüense de 17 años que despertó la empatía y solidaridad de todo su pueblo y alrededores, y cuya historia llegó hasta los medios nacionales, estaba a punto de viajar a China para realizar el tratamiento médico de sus sueños, aquel que podía llegar a devolverle hasta un 20% de la visión, o más. Y apareció el COVID -19.
Parecía una pesadilla. Todo se dio vuelta en un instante. Que sí, que no, hasta que la Pandemia no dio lugar a dudas.
Primero se cayó el turno previsto para el 14 de marzo y luego se confirmó la suspensión de todos los tratamientos hasta próximo aviso.
Sin embargo, su mamá Anabel Foissac, ya había realizado un giro bancario de 21 mil dólares a la clínica Wu Medical Center, de la ciudad de Beijing, para llevar a cabo la implantación de células madre que se requería para dar inicio al proceso largamente esperado por Pía.
Pía entre mamá y su hermana Mailén.
«Teníamos pasaje a China para el 24 de abril, porque el 27 teníamos turno», contó.
«Por ahora no sabemos qué va a pasar, en caso de ir el año que viene tendríamos que estar muy seguras de no estar en riesgo. Desde China nos dijeron que solo darán turnos cuando esté la vacuna para el COVID-19», señaló.
Pía está en Bahía Blanca pasando la cuarentena con su papá, estudiando y haciendo las tareas de la escuela.
«Estamos bien, nos comunicamos por teléfono y estamos transcurriendo en casa como corresponde», dijo.
Por el momento, la adolescente tuvo que suspender sus prácticas de arquería, una de sus pasiones, pero le viene bien para recuperarse de una lesión en el hombro, en el popularmente denominado «manguito rotador».
«Desde la clínica nos aseguraron que no tendremos inconvenientes, que la plata está ahí, y que todo en algún momento se va a reanudar, la duda es si nos van a mantener el costo», dijo su mamá.
«La gente nos apoyó muchísimo, le damos gracias infinitas. En cinco meses se juntaron alrededor de 40 mil dólares. Lo que falta, que son 20 mil dólares, veremos si podemos obtenerlo por un préstamo», añadió, sin perder las esperanzas.
El depósito que efectuó alcanza a cubrir también la medicación y el servicio de la habitación aunque no los gastos de traslados y comida.
Anabel Foissac es directora en una escuela rural y debe salir de su casa cada 10 o 15 días para llevar alimentos a los chicos.
Cuando dio a luz a Pía, el 13 de junio de 2002, cursaba la semana 24 de embarazo, por lo que su bebé no llegó a pesar un kilo: pero pronto descubrió que la vida le había puesto en brazos a una luchadora. Y juntas salieron adelante.
Al año siguiente supo que su hija tenía un caso de ceguera de Grado 5, como consecuencia de la Retinopatía del prematuro (ROP).
«Ella tiene sus ojos necrosados, y cuanto más tiempo pasa, la atrofia se hace más grande», sostuvo.
Por ello, el año pasado, ni bien se enteraron de que la intervención con células madre era posible, la ilusión fue a la par de la premura.
«El 14 de agosto nos dieron la gran noticia de que Pía era apta para hacer el tratamiento. Nos juntamos, y aunque hubo altibajos, empezamos con la campaña», dijo.
El primer evento para recaudar fondos se realizó el 1 de setiembre de 2019 en el Club Sarmiento de la localidad.
«Nos encontramos con gente espectacular que nos ayudó mucho, cosechamos un montón de amigos, gente muy buena que no conocíamos se acercó a dar una mano. Colaboraron de forma impresionante. Estamos muy agradecidas», sostuvo.
Pía es muy querida en Pigüé, es activa y muy curiosa desde pequeña. Su carisma y la valentía con que enfrenta cada desafío le dan valor agregado a su historia de vida y de superación personal.
Justamente, esta fue la razón que llevó a los productores del programa ¿Quién quiere ser millonario?, que se emitía por el canal Telefé, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a invitarla a participar junto al conductor Santiago del Moro.
Viajó con su madre, su abuela Susana y su instructor de arquería José Luis Ferreyra y obtuvo como premio 300 mil pesos.
Ahora solo espera no tener miedo, que todo esto pase y lograr hacer ese tan soñado viaje que quedó en pausa.
Arquería. Pía Peña Foissac se desafió para participar de torneos de arquería. El prejuicio podría haberla hecho suponer que una persona ciega no puede realizar una práctica que requiere puntería. Pero se puede, y pudo. Previo ala cuarentena participó en torneos no solo en Pigüé, sino en la región, bajo el ala del instructor José Luis Ferreyra.
El tratamiento. Se llevará a cabo en el Wu Medical Center, de la ciudad china de Beijing. Se refiere a la implantación de células madre, que se cultivan y se colocan en la médula ósea. Las células se desplazan a través del nervio óptico hasta la retina y la regeneran. La implantación será en un espacio de tres sesiones y durante dos semanas. El procedimiento es progresivo. Tardará entre 3 y 6 meses para que las células formen la retina que , hoy, no está. Si bien las probabilidades de recuperación de la vista son del 20 %, la familia se enteró de casos en que la recuperación ha sido de hasta el 60 %.
FUENTE: LA NUEVA