A pesar del empoderamiento femenino, este es un tema que continúa siendo tabú en muchas partes de la sociedad y sin embago, no deja de ser un tópico muy interesante para todos.
Desde el 2.006, cada 8 de agosto se celebra el Día Internacional del Orgasmo Femenino. La fecha quedó marcada en el almanaque luego de que un concejal de Esperantina, Brasil, promoviera una ley que hablara al placer femenino.
La definición clásica de orgasmo femenino dice que «consiste en un pico sensorial, variable y transitorio, de intenso placer que crea un estado alterado de conciencia, que inicia con salvas de contracciones involuntarias, rítmicas, de la musculatura pélvica estriada circunvaginal, con la presencia concomitante de contracciones uterinas, anales y miotonía; dichas contracciones resuelven parcial o totalmente la vasocongestión regional, sexualmente inducida, para devenir todo ello en una sensación ulterior de bienestar y contento».
Hablamos de un tipo de descarga explosiva de tensiones neuromusculares acompañado de una sensación variable de placer intenso el cual es capaz de alterar el estado físico de una personal además de provocar una sensación mental única, como es el caso del fenómeno llamado ‘La Petite Mort’ es un cambio en el estado de consciencia femenino después de un orgasmo. Tradicionalmente se describe como un desvanecimiento o pérdida de conciencia.
Como tal, no ha sido exhaustivamente estudiado, y ha sido relegado a los ámbitos de los mitos sexuales y de la espiritualidad. En efecto, en muchas culturas, el orgasmo ha sido visto como una especie de trance espiritual.
Sin embargo, la ciencia actual ha querido indagar en las causas fisiológicas de esta “pequeña muerte”. De este modo, diversos estudios han podido comprobar que el electroencefalograma realmente cambia durante y después del orgasmo, y que la actividad cerebral se ve alterada.
Durante el orgasmo se producen numerosos cambios psicológicos, neurológicos, fisiológicos, vasculares y hormonales en la mujer. Esa “respuesta fisiológica integrada” conlleva, entre otros aspectos principales:
- Elevación del útero.
- Lubricación vaginal.
- Dilatación y aumento de tamaño de la vulva.
- Aumento en la secreción de las glándulas exocrinas del tracto urogenital.
- Aumento del aporte sanguíneo a los órganos genitales.
- Erección del clítoris. En muchos casos alcanza el doble de su tamaño habitual.
- Contracciones intermitentes en la musculatura de los genitales.
- Aumento de la presión arterial, ventilación pulmonar y del ritmo cardíaco.
- “Rubor sexual”, coloración rosa en el rostro o pecho.
- Elevación de los umbrales de dolor en algunas zonas partes del cuerpo.
Tipos de orgasmo
Tres tipos de orgasmo se evidencian en la mujer, sin embargo, cabe recalcar que si bien no son iguales fisiológicamente entre ellos, se complementan muy bien: el orgasmo vaginal, clitoriano y mixto. Cada uno de ellos, dependiente de la localización del estímulo, lo que provocará por consiguiente un número de contracciones con distintos niveles de intensidad; en un orgasmo femenino promedio se presentan entre cinco a nueve contracciones, pues este efímero placer dura aproximadamente siete segundos y en comparación a otras especies es relativamente corto. Estudios evidencian que en el ‘’mejor’’ de los casos, una mujer es capaz de presentar orgasmos prolongados de 1 minuto de duración con 25 contracciones perineales.
Las sensaciones dependen del sitio que se estimule, por lo que según la literatura, la estimulación del clítoris involucra una sensación focalizada para esta zona gracias al nervio pudendo, mientras que la vaginal es capaz de abarcar todo el cuerpo por acción del nervio pélvico.
Es muy común, que en la mujer se describa el famoso Punto G, el cual provoca un tipo de orgasmo mucho más intenso de ser estimulado, sin embargo, requiere un tiempo más prolongado para ser estimulado, este se encuentra en la porción anterior de la vagina.
Por otro lado, se puede llegar al orgasmo con la estimulación de partes corporales no genitales precisamente.
Otro dato verídico acerca del orgasmo femenino es que, sí, a diferencia de los hombres, que necesitan un tiempo tras un orgasmo para alcanzar otro, las mujeres son capaces de tenerlos de manera múltiple e ininterrumpida.
Disfunción sexual femenina
Mientras que existen mitos como ‘’si una mujer no llega al orgasmo, es porque no disfruta’’ no tiene por qué ser una necesidad alcanzar el orgasmo para definirlo como: disfrute. Una relación sexual puede ser realmente placentera sin necesidad de catalogar al orgasmo como la verdadera satisfacción sexual.
Por consiguiente, es importante saber que una mujer que no tiene orgasmos, no quiere decir que sea sexualmente inhábil pues una vez más, la satisfacción no está ligada únicamente al orgasmo. No obstante si puede ser causa de una disfunción.
En el estudio de sexualidad más difundido hasta la fecha, el National Health and Social Life Survey, la disfunción sexual femenina general se calculó en un altísimo 43% vs. un relativamente modesto 31% en los hombres, lo que significa una gran prevalencia desatendida por los sistemas de salud de los problemas sexuales de las mujeres. En ese mismo estudio se calculó un 25,72% de problemas del orgasmo, lo que es una cifra significativa.
Entre muchos mitos y verdades existentes acerca del orgasmo femenino, se podría calificar al tema como tabú, pues la gente se cohíbe al tan solo escuchar la palabra orgasmo y más aún, al hablar o leer sobre el mismo, sin siquiera saber la importancia del mismo.
Este efímero placer, tiene un efecto a favor del bienestar y el mejoramiento de la salud de la persona pues a pesar de ser desarrollado en un tiempo tan corto, la liberación de hormonas y el mecanismo que este increíble proceso abarca son capaces de disminuir efectos contraproducentes en la mujer.
Con información de Elsevier.com y Mejorconsalud.com