Daños colaterales (Por Carolina Papandrea para CN).

(Por Carolina Papandrea para Ciudad Noticias): El 2020 parecía ser un año clave en cuanto a la reducción de plástico. Tras varias campañas para minimizar su consumo y así “salvar” los océanos, llegó el Coronavirus para arrasar con todos los planes.

Con la pandemia ganando terreno a lo largo y ancho del mundo no quedó lugar para discutir la emergencia ambiental y, a esta altura, todo indica que en vez de avanzar, retrocedimos unos cuantos casilleros. Ojo, sin tratarse de “buenas” o “malas” intenciones sino de nuevos hábitos adquiridos para frenar los contagios, pero que al fin y al cabo tendrán consecuencias ampliamente desfavorables en un futuro no tan lejano.

 

Muchos hospitales han colapsado y a los residuos sanitarios que se eliminan como “radioactivos” se le suman los millones de barbijos que se usan y descartan por día, generalmente bajo la política de “un sólo uso”.

 

Esta medida trasciende los hogares y llega a las grandes empresas. Un buen ejemplo es starbucks; la reconocida cadena de café decidió no volver aceptar las tazas reutilizables por tiempo indeterminado.

 

Mientras los ojos están puestos en el COVID 19, las propagandas se redujeron únicamente a la salud, pero nadie hace hincapié, por ejemplo, en cómo descartar las mascarillas…

 

Esta vez los caminos no conducen a Roma, sino al inicio de una lista interminable de daños colaterales de este virus y, sin duda, la próxima emergencia mundial será la ecológica.