(Por Carolina Papandrea/Ciudad Noticias): Día no se cuanto de cuarentena, aprendiendo a vivir durante una pandemia, con el mundo reactivándose de a poco, pero con heridas de guerra, devastado…
Hace meses que nos venden una película de terror y es entendible porque todo lo que está pasando se asemeja más a la ficción que a la realidad; pero estamos mal, muy mal, y no podemos culpar al virus. No hay barbijo ni desinfectante que termine con el racismo, que sigue matando, ni que proteja a las mujeres, que seguimos luchando, y por más que pasen los años no habrá una vacuna que extermine a los corruptos que trabajan en la justicia y se llenan los bolsillos burlándose de nuestros derechos.
Retrocedemos. Y lo peor de todo es que pensamos que avanzamos como sociedad. Y mientras festejamos como animales de circo cuando despega un cohete al espacio, me pregunto de qué sirve tanta tecnología para tan poca humanidad.
Si teniendo todas las herramientas para hacer pagar a una banda de “hijos pudientes” que violaron a una chica en manada, las usan a su favor, justificando una VIOLACIÓN bajo el concepto de “desahogo sexual”.
La ley sigue y seguirá siendo de los más fuertes, de los adinerados, de las “familias influyentes” y poderosas, que manejan los hilos de la vida de todos los demás, ya sea poniendo el cuerpo, su firma o simplemente haciendo unas llamadas.
El mundo parecería pertenecerles a quienes están dispuestos a “pisar cabezas” hasta en el sentido más literal de la palabra, matando porque sí bajo la justificación de sus insignias y, por lo tanto, a quienes se encargan de “sacar la basura” por ellos, para no ensuciarse las manos -o al menos eso es lo que creen-.
Del otro lado siempre es lo mismo: tratar de “hacer” o “pedir” justicia, organizando marchas, escrachando asesinos, violadores y jueces… pero al poco tiempo otra muerte, otra violacion, otra injusticia, vuelve a ser noticia y poco a poco van quedando en el olvido los motivos de lucha del día anterior. Y ellos ganan, como casi siempre, porque su “mugre” se acumula con la de otros y al momento de “hacer limpieza” ya no sabemos ni por donde empezar.