(Carolina Papandrea para Ciudad Noticias): Por Este no es el típico resumen semanal que estoy acostumbrada a escribir, pero como mujer no puedo ni quiero hacer la vista gorda a los niveles de violencia que seguimos soportando.
Hace unos días me llegó una de esas cadenas de whatsapp que solemos “pasar de largo”, pero esta vez, me hizo reflexionar. Decía algo así como: “Los femicidios hace mucho tiempo que vienen siendo pandemia”. ¿Cuánta razón no?
Como ya alguna vez expresé, esto no es cuestión de pañuelos de colores, nos afecta a todas por igual. No distingue clase social ni ideología. Aunque gritemos, pataleemos y marchemos, nos damos cuenta que la violencia no para ni en una emergencia mundial; porque muchas veces el peor enemigo está encerrado con nosotras jugando a Dr jekyll y Mr Hyde bajo el engaño de la doble personalidad.
Mostrándose “bueno” para el afuera y siendo un verdadero monstruo puertas adentro. Por eso, es importantísimo entender que en algunos casos “quedarse en casa” se convierte en la propia sentencia a muerte.
Dicho esto, con una nota de alivio, cerramos otra semana más en el ojo de la tormenta. Si bien no es nada nuevo y se cae de maduro, cabe mencionar que al fastidio social por la falta de ingresos, en la gran mayoría de las familias, se empeora por el futuro de la economía a nivel nacional.
De esta manera, el gran tema de estas últimas horas -y no, no es la lucha entre Tinelli y grupo Clarín- es el tan temido default.
A la espera de la respuesta de los bonistas, que definirán por sí o por no, la gente ya empieza a imaginar nombres, formas y colores para las posibles cuasimonedas.
Y pensar que hace sólo dos meses hacíamos “memes” con la salida de circulación del billete de cinco pesos… Qué ganas de que vuelva San Martín! -Y que con él traiga la tan ansiada libertad-.
Por otro lado, quiero hacer uso de las últimas líneas para recordarles, ni más ni menos, que se cumple un mes del inicio de la cuarentena. Sobrevivimos. Y aunque no sabemos cuándo ni cómo terminará todo esto, es momento de agradecer, más que nunca al personal de salud que se expone día a día y que esta última semana tuvo lugar en los medios por la noticia que menos queríamos escuchar: los contagios entre profesionales dentro de los hospitales. Por eso, espero que el aplauso de esta noche -y de las que le siguen- suenen cada vez más fuerte.